Mi primera caminata fue en 1977, eramos tres amigas en esta aventura: Patricia Camacho, Carmen Camacho y yo, las tres primeras jovenes mujeres decididas a realizar nuestra primera caminata, y aunque la Brigada tenia ya muchos peregrinos el cuerpo femenino era muy reducido, caminaban tres señoras esposas de algunos peregrinos, entre ellas Doña Aydee de Antezana.

Casi cuatro décadas han pasado desde aquel día en que inicié mi primera caminata con nuestra querida Brigada. En esos días todo parecía mucho más sencillo, se iban tomando decisiones de acuerdo a como se veían venir ciertos acontecimientos, y si bien se contaba con un programa para la caminata éste no podía ser tan riguroso porque no se contaban con todos los medios que ahora tenemos.

No escribiré sobre mí, lo haré sobre la historia del poder del amor y de la fe de nuestros hermanos peregrinos Ramiro Hurtado y Teresa Clavijo. Por circunstancias de la vida he vivido muy de cerca esta historia, una historia que es un ejemplo para todos nosotros.

Una de las motivaciones para caminar fue mi padre, porque para mi padre, Enrique Villarreal, es algo muy importante en su vida. Ser parte de eso es un gran honor.

En mis más antiguos recuerdos veo a mi mama y a mi papá alistando sus cosas para caminar. Entonces yo era un pequeño que quería conocerlo todo. Me gustaba lo que hacían y quería conocer sus motivos. Cuando llegué a la edad para poder caminar con la Brigada, por lo menos el tramo desde el Pajonal, entendí un poco más esta experiencia.

Martes 3 de septiembre. Sentimientos de alegría y ansiedad. Paso ya un año y parece ayer que partíamos hacia los pies de nuestra amada Virgen de Copacabana. Delicioso café y humintas y empezar a revisar todos lo necesario desde la partida en la iglesia de Los Remedios, hasta el hotel Gloria.